Reflexión sobre la temporada de Adviento.
San Lucas 21:25-36.
Cada segundo domingo de diciembre, normalmente celebramos el segundo domingo de Adviento. La palabra Adviento significa “advenimiento”, “venida”. Son 4 domingos, antes de la celebración de la navidad. Es un tiempo para recordar dos acontecimientos: su primera venida, cuando vino en humildad, para rescatar y salvar al ser humano, pero también prepararnos para su segunda venida en gloria a juzgar a los vivos y a los muertos, como la confesamos en el II artículo del credo apostólico… (“y desde allí a de venir a juzgar a los vivos y a los muertos…”).
En el texto del Evangelio de Lucas 21:25-36, Jesús quiere alertar a todos sus discípulos acerca de las señales y eventos que habrán antes de su venida en gloria: V 25 “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas”. V 26 “desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”. Jesús enfoca de manera directa los eventos relacionados con el fin del mundo. “habrá señales”, se refiere a eventos cósmicos (eclipses, cometas) y eventos terrenales (tormentas, terremotos, tsunamis) anuncian la catástrofe final. La creación misma se destruye. Las personas se angustiarán y estarán confundidas por estos acontecimientos del fin de los tiempos.
Los medios noticieros mundiales nos informan cómo el sobrecalentamiento global ésta afectando considerablemente nuestra tierra. Fenómenos climáticos como el “niño” o la niña” nos vislumbran estas señales finales. Podemos preguntarnos ¿se han cumplido las señales del fin de los tiempos? Lutero nos responde: “estas señales ya se han cumplido en su mayor parte, de manera que no podemos esperar mucho más”.
Pero estas señales se han dado para animar al cristiano a que estén siempre alerta. V 36 “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.
El ser humano por su naturaleza pecadora, fácil se deja arrastrar por los afanes humanos, y nos olvidamos prontamente de las verdades espirituales. V 34 “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.” Somos adsorbidos por las preocupaciones mundanas. La palabra “embriaguez”. Usado solo aquí en el N.T. Literalmente “borrachera”, pero generalmente significa las distracciones de la vida diaria. “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto” (Lucas 8:14). “Dijo luego a sus discípulos: Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis”. (Lucas 12:22). “Para que no se apodere de nosotros la sociedad y nos haga seguros y ociosos, de lo que resulta que los hombres ceden a las inclinaciones de la carne y les obedecen” (Apl XV) Todos nos hemos dejado arrastrar por los afanes y placeres del mundo; cuando nos preocupamos por las cosas temporales… El hedonismo es una marca de nuestra sociedad, cada uno busca su propio placer por encima del prójimo.
V 27 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria”. Este es el significado de Adviento. Adviento nos recuerda que Cristo, Dios mismo tomó naturaleza humana. El título “Hijo del Hombre”, es una auto-designación favorita de Jesús. Usada unas 80 veces en los Evangelios. Es también un título mesiánico “del Siervo Sufriente” de Isaías 53, el cual sufrirá y morirá por toda la humanidad. “Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. (Mateo 20:28)
V 28 “porque vuestra redención está cerca”. La palabra “redención” o “redimir”: significa rescatar, liberar, volver a comprar (Rt 2:20). En Éxodo 13:13, el Señor redimió a Israel al rescatarlo de la esclavitud. En el Nuevo Testamento “redimir” o “rescatar” describen la obra de Jesús (Ef 1:7; 1 P 1:18-19). Esta obra de la redención fue lograda por el Hijo del Hombre cuando entregó su vida en la cruz del calvario para redimirnos del pecado, la muerte y el poder del diablo. Gracias sean dados solo a Dios quien en Cristo nos ha comprado y hecho parte de su pueblo por medio del sacramento del Bautismo.
V 33 ”El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Dicen nuestras Confesiones Luteranas: “Él no es un mero hombre o ángel, ni es simplemente justo, verdadero, sabio o poderoso, sino que es la eterna verdad y sabiduría en sí mismo y Dios todopoderoso. Él sabe muy bien qué y cómo hablar. también, puede efectuar poderosamente y hacer todo lo que dice y promete”. (FC DS VII).
Nos habla por medio de nuestros pastores que han sido llamados y encomendados para la tarea de proclamar las verdades divinas de nuestro Dios Trino. Cristo mismo viene hoy a nosotros por medio de la predicación y la administración de los sacramentos. En cada servicio divino él está presente con su cuerpo y sangre en la Santa Cena. Viene para alimentarnos y fortalecer la fe en la espera de su segunda venida en gloria.
Adviento nos ayuda a enfocarnos tanto en los días cuando celebramos su primera venida, y en prepararnos para el futuro cercano cuando venga en las nubes a buscar a su pueblo… Ven, Señor Jesús.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y mentes en Cristo Jesús, hasta la vida eterna. Amén. (Filipenses 4.7).
Rev. Adrian Ventura