Celebrando 70 Años de Gracia y Misericordia
En un emotivo evento celebrado el pasado 12 de mayo de 2024 en la ciudad de Talca, Chile, la Iglesia Luterana Confesional, conmemoró su septuagésimo aniversario bajo el lema: “La Iglesia, nuestra verdadera familia”.
Esta celebración no solo marcó un hito significativo en la historia de la iglesia, sino que también sirvió como un recordatorio conmovedor del legado de fe, servicio y amor que ha caracterizado a la comunidad luterana en Chile durante siete décadas.
Durante estos años, la ILC-Chile ha sido un faro de esperanza y amor para aquellos que buscan una sana doctrina, consuelo y guía espiritual. Su mensaje de gracia y misericordia ha tocado las vidas de innumerables personas, ofreciendo un refugio en tiempos de adversidad y una orientación en momentos de incertidumbre.
El lema de este aniversario, “La Iglesia, nuestra verdadera familia”, resalta la importancia de la comunidad de creyentes como un lugar de pertenencia, apoyo y amor incondicional. En un mundo marcado por la individualidad y la fragmentación, la Iglesia ofrece un espacio donde todos son bienvenidos, y donde la unidad se encuentra en Cristo. Este lema nos llama a enfocarnos en los Dones Celestiales y Eternos (por sobre los terrenales y temporales), buscando siempre, en primer lugar, los Dones de Cristo antes que las cosas de este mundo.
Además de la celebración litúrgica, el aniversario de la ILC-Chile en Talca incluyó una serie de actividades que reflejaron el compromiso de la Iglesia con el servicio comunitario. Ya que, del 9 al 11 de mayo, se realizó la Capacitación en Respuesta al Desastre que convocó a hermanos de Argentina, Bolivia y EEUU. Este curso prepara a voluntarios de nuestra iglesia para servir a los damnificados por los últimos incendios que afectaron a Viña del Mar este año. La ILC-Chile continúa ofreciendo esta obra de misericordia, en la vida de aquellos que más lo necesitan.
A medida que la Iglesia Luterana Confesional de Chile mira hacia el futuro, este aniversario no solo es una ocasión para reflexionar sobre los logros del pasado, sino también, para renovar el compromiso con la misión, de compartir el amor de Dios con todos. Que los próximos años estén llenos de bendiciones, crecimiento y abundante gracia, guiados por la luz de Cristo.
Concluimos diciendo que, el septuagésimo aniversario de la ILC-Chile, fue más que una celebración; fue un “testimonio vivo del poder transformador del Evangelio y la Fidelidad permanente de Dios a lo largo de los años”. Que esta Iglesia continúe siendo una fuente de esperanza e inspiración para las generaciones venideras, llevando el mensaje de gracia y misericordia a todos los rincones de Chile y más allá. ¡Feliz aniversario, ILC-Chile!
Explicación del logo:
El logo está elaborado en la base del número 70, que son los años que está cumpliendo nuestra Iglesia Luterana Confesional de Chile (Sal 90:10).
El círculo representa lo eterno, porque la familia de la iglesia es aquella que, a diferencia de la natural, permanecerá para siempre (Gn 48:4; Ro 9:8).
La mano en la base del círculo y el color celeste representan la obra del Padre de adoptarnos como sus hijos por la fe y hacernos parte de la familia de la iglesia por medio del Santo Bautismo (Ef 1:5: 4:5; Ro 8:17: 1Jn 3:1).
La cubierta del círculo es de color rojo, como símbolo de la comunión que tenemos por medio de la sangre de Jesús ¡es por causa de Cristo que todo esto es posible! (Ga 3:26; Ef 2:13).
La imagen central nos remite a cómo esta comunión en la iglesia se vive de la manera más íntima al celebrar juntos el Sacramento del Altar, allí donde el Señor nos da a comer sus verdaderos Cuerpo y Sangre para el perdón de los pecados (Hch 2:42; 1Co 10:16-17; 11:23-26).
La familia compuesta por un hombre y una mujer, junto con sus hijos, es testimonio del valor que la Iglesia Luterana Confesional le da a la correcta doctrina sobre el verdadero y único matrimonio válido ante los ojos de Dios, en el cual esposo y esposa -hombre y mujer- se sirven mutuamente el uno al otro y a sus hijos en el amor sacrificial que viene de Cristo (Gn 2:18;-25; Mt 19:1-9; Ef 5:21-33).
Finalmente, la postura de la familia, que es vista “de afuera hacia adentro” de la iglesia, nos llama a enfocarnos en los dones celestiales y eternos, por sobre los terrenales y temporales, buscando siempre en primer lugar los dones de Cristo antes que las cosas de este mundo caído que Dios igualmente nos da por añadidura (Jn 6:27; Mt 6:33).