¿Cómo escuchar un sermón? incluso cuando es difícil
9 de octubre de 2023 / Artículos / Por Heather Smith / Deja un comentario / Audiencia, Heather Smith, Ministerio Pastoral, Enseñanza
Por Heather Smith
Octubre es el Mes de Agradecimiento a los Pastores y no es difícil encontrar razones para estar agradecidos por nuestros pastores. Estos hombres dan su vida para servirnos en la Casa de Dios cada semana, llevándonos a Cristo en Su Palabra y Sacramentos. Cuidan de nosotros y de nuestras familias en cada etapa de la vida y están de guardia a todas horas del día y de la noche. Lo más importante es que nos entregan el perdón, la vida y la salvación por mandato de Cristo.
Pero, ¿qué pasa si descubre, por cualquier motivo, que le resulta difícil apreciar a su pastor y, en particular, su predicación? Tal vez tengas una generación de jóvenes luteranos que hacen casi imposible escuchar más de dos minutos de algo. Tal vez usted se encuentra lidiando con luchas espirituales que la Palabra predicada deja en carne viva. O tal vez de alguna forma usted y su pastor simplemente no “hacen clic”. Sus sermones son demasiado complejos… o demasiado simplistas. Predica demasiada Ley… o demasiado Evangelio. Predica demasiado. (Bueno, nadie se queja nunca de que sus sermones sean demasiado cortos, ¿verdad?) Murmura (habla bajo), tartamudea, tiene acento diferente, divaga o hace gestos repetitivos o posee una serie de peculiaridades que a usted lo distraen y lo llevan a tentación para quejarse de él y de sus sermones.
¿Hay algo que se pueda hacer en esos momentos en los que habitualmente vienes a la iglesia y sales con la sensación de que no has obtenido nada? De hecho, hacer algunos cambios en la forma en que escucha el sermón de su pastor puede producir un aumento sorprendente en sus conclusiones personales del sermón dominical.
- Guarde las distracciones: prepárese para escuchar guardando cualquier cosa que pueda llamar su atención innecesariamente. Apague los teléfonos, obviamente, pero también quítese el reloj si usa uno. Asegúrese de que los anuncios del boletín no le tienten a echarles un vistazo durante el sermón. En el Servicio Divino, la eternidad baja del cielo a nuestro encuentro, y es justo que nuestras preocupaciones temporales sean dejadas de lado para que, como María, podamos descansar a los pies de Jesús, escuchando sus palabras que son para nosotros (Lucas 11:42).
- Medite en el texto: Si tiene tiempo antes del servicio, lea las lecciones de la semana para preparar su mente para lo que pueda escuchar predicado. Si no puede lograrlo, tenga las lecturas a mano durante el sermón para consultarlas cuando su pastor las incluya en su sermón.
- Tome notas: ayude a su mente a concentrarse anotando los puntos principales que escuche. Tomar notas y apuntes, puede ayudar a revelar una estructura que es difícil de distinguir escuchando únicamente. No se distraigas intentando hacer una transcripción completa; anota a los puntos principales. Incluso si sus esfuerzos por tomar notas resultan parecer una confusión de pensamientos, al menos le dará un registro que le ayudará a repasar el sermón y ver qué puntos le impactan en el corazón y la mente.
- “Destaque” la Ley y el Evangelio: utilice la clásica distinción luterana para ayudar a guiar su escucha. ¿Cuáles son los principales puntos de Ley que se desprenden del texto? ¿Cómo se aplica el Evangelio una vez que estamos convencidos por esa Ley? Si ha tomado notas, puede volver a leerlas más adelante y literalmente resaltar la Ley en un color y el Evangelio en otro. Sin embargo, tenga en cuenta que su pastor debe distinguir entre Ley y Evangelio, no necesariamente equilibrarlos. Algunos sermones se inclinarán más hacia la Ley y otros hacia el Evangelio, ¡y necesitamos ambos!
- Escuche solo una conclusión: Por otro lado, si está legítimamente distraído durante el sermón por personas como el niño pequeño que se arrastra debajo de la banca de al lado y el niño en edad preescolar usando un crayón sobre un himnario abierto, puede reconocer que no todas las estaciones de la vida permiten notas escritas y análisis mental.
¿Adivina qué? Está bien sacar sólo una cosa de un sermón. ¡Sí, sólo una! Si las técnicas de escucha más profundas te resultan abrumadoras, alégrate por el hecho de que un sermón es un banquete de instrucción espiritual, y si sólo puedes tomar y saborear un bocado, sigue siendo un rico alimento para el alma. En momentos en que la mente no pueda soportar más, limítese a escuchar una conclusión que reflexionará en su corazón durante la semana.
- Deje que los himnos le prediquen: ¿Qué pasa con esos momentos en los que se pierde el sermón por completo debido a que tuvo que atender las necesidades de tus hijos, o cuando siente que se perdió de todo el sermón por cualquier motivo? Medite en la letra de uno o más himnos del día. Su pastor eligió estos himnos para reflejar los temas del día y sirven como una extensión del sermón. Si tienes un himnario en casa, también puedes reflexionar sobre los himnos durante la semana.
- Sepa que la liturgia es su seguro: Si hay días en los que siente que simplemente no puede escuchar la Palabra de Dios a través de la predicación de su pastor, descanse su corazón en la seguridad de la liturgia. A diferencia del evangelicalismo estadounidense, en el que el servicio de adoración llega hasta el sermón como punto culminante, el culto litúrgico luterano tiene un segundo pináculo en la Eucaristía. Escuche la proclamación de la absolución y sepa que declara que sus pecados son perdonados. Venga a la Mesa del Señor y coma Su Cuerpo y Sangre como alimento de la eternidad que le fortalecerá ahora y para la vida eterna. Nunca hay un domingo en el que “no obtuvo nada del servicio”. ¡Se le da perdón, salvación y vida eterna cada semana!
- Hable con otros (positivamente) sobre el sermón: Revise las ideas principales del sermón, comparta sus principales conclusiones, haga preguntas honestas o compare perspectivas con otras para ayudar a solidificar su propia comprensión. Charle con su familia en el camino a casa en auto o programe una cita para tomar un café con un amigo los lunes por la mañana. Responsabilizarse unos a otros de hablar en el espíritu del Octavo Mandamiento y de evitar las murmuraciones, quejas y contiendas (Filipenses 2:14). Si algunos puntos del sermón aún lo desconciertan o le molestan, programe una cita para hablar con su pastor y buscar más explicaciones.
- Ora por tu pastor: Así como el diablo te ataca, tratando de convencerle de que es imposible escuchar los sermones de su pastor, así ataca él a su pastor, tratando de convencerlo de que es un predicador indigno que no puede hablar con sus ovejas las necesidades del rebaño. Ore para que Cristo defienda a su pastor contra tales ataques demoníacos. Implore al Espíritu Santo que le dé una idea de la Palabra, así como que le guíe mientras escriba su sermón. Los domingos por la mañana, busque la oración de la Colecta “para bendecir la Palabra” al principio del himnario y ore con fervor.
- Recuerde que el Espíritu Santo le está predicando a través de su pastor: A pesar de todas las apariencias, la interacción entre el predicador y los oyentes es mucho más que un hombre hablando y un grupo de otros escuchando. El Espíritu Santo está verdaderamente activo y presente dondequiera que se enseña la Palabra de Dios en su verdad y pureza (Catecismo Menor, Padrenuestro, 1ª Petición), y busca a través de esta Palabra guiarnos para que nosotros como hijos de Dios, podamos llevar una vida santa aquí en este tiempo y finalmente con Cristo en la eternidad (Catecismo Menor, Padrenuestro, 2ª Petición). No importa lo que sienta al escuchar el sermón, es verdaderamente la Palabra de Dios para usted y tiene el poder de realmente hacer grandes cosas.
Aprender a escuchar de nuevas maneras puede revelar profundidades de consejo y sabiduría que antes había pasado por alto en la predicación de su pastor. Esto no significa que usted nunca más sentirá frustración con sus sermones, pero cuando nos humillamos para convertirnos en mejores oyentes de la Palabra en lugar de quejarnos de por qué nuestro pastor no puede ser un mejor predicador, el diablo es el que se enoja de frustración.
Dios mismo le ha colocado a usted como parte de sus ovejas en su congregación específica. De la misma manera, Él eligió a su pastor para que fuera Su pastor adjunto en este tiempo y lugar. Es decir, Dios sabía que le estaba dando a usted a este hombre en particular para que fuera su pastor, y vio que era bueno. Cristo no le dejó como oveja sin pastor, sino que tuvo compasión y envió a Su escogido para alimentaros con Su Palabra y Sacramentos. Si eso no es algo que valga la pena apreciar,
¿qué cosa lo es?
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Fuente: The Lutheran Witness. Link: https://witness.lcms.org/2023/how-to-listen-to-a-sermon–even-when- its-hard/?fbclid=IwAR0OkTf0Xnd89KTDJfftbtoREKjusbdXgAtsiBS4-MgIa-NbwSq8EddqQhc
Traducción09-Oct-2023:Rev. J. Marcelo Rivas Flies, pastor de la Iglesia Luterana Confesional de Chile, Congregación Cristo Redentor (Viña del Mar-Chile).